L. Eidelberg define el duelo como “la pena experimentada por la pérdida real de un objeto de amor (o una abstracción, como la pérdida de la libertad o la patria) y caracterizada por el desaliento, desaparición del interés por el mundo externo, pérdida temporal de la capacidad de amar e inhibición de la actividad” también por la pérdida de una siuación determinada o de la posibilidad de acceder a ella. En (Coderch,2011) la persona en duelo se siente inquieta, irritable, profundamente entristecida, sin deseos de relacionarse con los demás, falta de apetito, insomne, con sentimientos de miedo, culpa y ansiedad. Este proceso dentro de una mayor o menor intensidad puede consderarse normal, con un máximo de agudeza durante tres o cuatro semanas, para alcanzar un reajuste en aproximadamente 6 meses. En ocasiones dichas reacciones pueden ser demasiados intensas, no elaborarse adecuadamente o cronificarse.
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